Embajadores Culturales de la 5ta. Región

FORMULARIO DE POSTULACIÓN

Formulario de Postulación

4 de noviembre de 2005

Beethoven, Colegios y Música Moderna

Nadie pone en duda la belleza de escuchar a un coro bien preparado. Tampoco nadie lo haría al escuchar un coro de más de cien integrantes. Ahora, si agregamos el ingrediente de que este coro lo integran solamente niños y niñas, nos resulta una idea más que atractiva, considerando no sólo el hecho de que escuchar este tipo de agrupaciones es una rareza en nuestro medio local, sino que quienes integran la base de este coro corresponden a niños y niñas de escuelas y liceos municipalizados de la zona.
Este último punto hacer notar que el logro del proyecto de unificar diferentes coros, que no necesariamente poseen una disciplina formal de preparación para conciertos, radica siempre en la seriedad de una planificación anterior por parte de quienes lo coordinan.
Tal es el caso de los directores de los coros de escuelas que participaron del encuentro denominado “Beethoven Va al Colegio”, co-organizado por la Fund. Beethoven, el Coro Niños Cantores de Viña de Mar y la Corporación Municipal de Educación de Viña del Mar. Específicamente me refiero al Coro del Liceo de Niñas A-36, Coro Escuela UNESCO, Coro Escuela República del Ecuador, Coro Escuela Almte. Gómez Carreño y el Coro de los Niños Cantores de Viña del Mar.
Durante un breve período de tiempo (4 semanas), estos coros se dieron a la tarea de aprender un nuevo repertorio en ensayos regulares, a ensayar extraordinariamente tres días sábado y por último, a realizar un concierto junto a la Orquesta de Cámara de Chile.
El objetivo era justamente ese; lograr que los niños y niñas integrantes de estos coros pudieran tener la experiencia (esperamos que no la única), de cantar junto a una orquesta profesional.
Desde el punto de vista de esa aspiración, podemos admitir orgullosamente que el objetivo fue logrado. Sin embargo, a la luz de objetivos que tienen que ver con la formación de las nuevas generaciones de auditores, no considero fuera de lugar una pequeña reflexión en torno a la idea de los criterios que determinan la selección del repertorio a interpretar. Los temas “misionales” preparados por los coros del compositor Chilidúgú son un aporte por su novedad. Sin embargo contrasta en términos de propuesta estética cuando se acompañan de temas de E.Morricone, de los cuales aparte del Ave María Guaraní, el arreglo para el Oboe de Gabriel, no era un arreglo, sino que dejaba al coro cantar línea del violín. Y el tema original “Brothers”, es una adaptación vocal que en castellano se le puso “Todo Comienza” cuyo texto se relaciona más a un himno nupcial que a un canto misional. Sin tener nada en contra de proponer música de baja dificultad, como las mencionadas, ni mucho menos de incluir obras muy conocidas del repertorio clásico (Ha Venido del Oratorio Joshua de Haendel y el Coral de la Cantata 147 de J.S.Bach) considero que, justamente por que se trata de educar, es que no se debe confundir el buscar un repertorio fácil y muy conocido con el hecho de suponer que de esta manera los niños (cantantes y auditores) van a tener un mejor acercamiento y apreciación hacia la audición y práctica de la misma. Creo que nuestro desafío como educadores-directores, a la hora de elegir repertorio para conciertos, consiste en proponer la aventura de los nuevo, aunque de primeras produzca resistencia entre las audiencias. Los niños (y por que lo son) están más cercanos a aceptar música que se escapa de los moldes tradicionales de la música clásica y popular. El ser capaz de apreciar este hecho y aprovecharlo para abrirse a escuchar e interpretar “nuevas músicas”, o al menos música diferente, es un aporte que ayuda a construir gustos heterogéneos y que enriquecen nuestras apreciaciones estéticas y por sobre todo, la de nuestros niños. La apuesta es entonces tomarse un poco más tiempo para elegir un repertorio que sea un real desafío de aprendizaje y que al mismo tiempo posea un grado de dificultad acorde a las características de quienes lo interpretan.

Como decía más arriba, toda innovación (en especial en la música, en especial en Chile, y muy especialmente en Viña del Mar) puede acarrear resistencias en diferentes estratos, pero, ¿acaso toda innovación no acarrea resistencias, detractores y críticos? Tal vez sea ese el verdadero legado de Ludwig, quien en muchos sentidos fue un innovador; el honrar un evento educativo y musical con su nombre que pueda ser reflejo de un verdadero y sistemático esfuerzo por abrir los horizontes auditivos y estéticos de nuestros niños.

Rodrigo Borja